En un laboratorio no muy lejos de la frontera con México, la lucha contra una enfermedad que asola la industria citrícola mundial ha encontrado un arma inesperada: la espinaca.
Un científico del Centro de Investigación y Extensión Texas AgriLife de Texas A&M está trasladando un par de proteínas que combaten las bacterias que se encuentran naturalmente en las espinacas a los árboles de cítricos para combatir un flagelo comúnmente conocido como enverdecimiento de los cítricos. La enfermedad no ha enfrentado esta defensa antes y las pruebas intensivas en invernadero hasta el momento indican que los árboles mejorados genéticamente son inmunes a sus avances.
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